Category Archives: Articles i entrevistes
Entrevista en Crónica Global
Miquel Iceta: “Ni con el 50% ni con el 100% de los votos el independentismo puede saltarse la ley”
María Jesús Cañizares
CRÓNICA GLOBAL
Domingo, 18 de Octubre
El primer secretario del PSC cree que los separatistas “engañan y se engañan”, pues “no hay decisiones unilaterales que puedan vulnerar la legalidad, tengas el resultado que tengas” (Crónica Global)
Pregunta: Usted ha comentado que si el independentismo consigue un 50% de votos, tendrá más fuerza para negociar un referéndum que muchos ciudadanos consideran imposible de convocar.Respuesta: Y tienen razón. Para convocar un referéndum de independencia, primero habría que cambiar la Constitución. Y para ello se necesitan unas mayorías muy importantes en el Congreso de los Diputados. Por tanto, eso tiene poco o nada que ver con el resultado que haya en las elecciones al Parlament. Pero también hay que ir con cuidado, en el sentido de decir que los resultados electorales importan. Porque si no hay riesgo de nada ¿para qué va a ir a votar la gente? Lo que se decida es lo que votaremos todos. Por eso, decimos que hay que ir a votar, cuanta más gente mejor. No podemos hacer un país sobre la base de que se han abstenido muchos. Creo que, con lo del 50% de votos, los independentistas se refieren a que, con ese resultado, podrían hacer cosas que hasta ahora no han hecho. Si es eso lo que piensan, engañan y se engañan. Tu puedes tener el cien por ciento de los votos y eso no te habilita a saltarte la ley. Puedes intentar cambiarla.
P: ¿Con qué apoyos?
R: A veces se olvida que para cambiar el Estatuto de Autonomía, que es menos que romper con el resto de España, se necesitan dos tercios del Parlament. Por tanto, esa cifra mítica creo que es engañosa. Lo que yo no diré nunca es que el resultado de las elecciones no importa, que es indiferente el apoyo que tenga uno u otro proyecto político. Porque no es verdad y porque no sería democrático. No hay atajos. El independentismo debería reflexionar lo que pasó en 2017 para llegar a esta conclusión: No hay decisiones unilaterales, no hay decisiones que puedan vulnerar la legalidad, tengas los votos que tengas.
P: En las elecciones de 2017 se generó una gran polémica sobre su propuesta de indultar a los presos independentistas. Ahora se ha abordado ese asunto, también la reforma de la sedición. ¿Se pueden defender ahora ambas cosas de forma explícita?
R: Son cosas distintas. Hemos visto que España ha pedido la extradición de las personas que se fueron para ponerlas a disposición de la Justicia. Y la Justicia de varios países europeos ve que hay una gran diferencia entre el planteamiento del delito de sedición de nuestro Código y el de otros que hablan de delitos contra la Constitución. Creo que homologar nuestra legislación a la europea en ese sentido es necesario y diría que obligado. Estamos hablando de una regulación del delito de sedición tiene más de dos siglos. Por tanto, vale la pena ponerla al día. El Gobierno hará una propuesta que será debatida y posiblemente aprobada.
P: ¿Y los indultos?
R: Lo de los indultos es otra cosa. Se han solicitado para las personas que fueron condenadas. Y el Gobierno tiene que tramitarlo. Lo que no puede decir es que, como me caen mal estas personas, pues no lo tramito. Hay una determinada bruocrácia. Primero, pedir informes al tribunal que condenó, a la Fiscalía y a la autoridad penitenciaria para ver cuál es el comportamiento actual de las personas que están en prisión. En función de eso, el Gobierno tomará la decisión que corresponda. Haríamos un mal servicio a nuestro sistema democrático si convertimos ese tema en una cuestión de negociación o de politiqueo. Yo, como responsable político, no me voy a pronunciar antes que lo haga el Gobierno, por respeto al partido del que formamos parte.
Iceta: “Nos ha pasado Madrid y está a punto de adelantarnos Valencia”
El líder de los socialistas catalanes cree necesario pasar página a 10 años de “‘procés’ que nos ha empobrecido” por culpa de un “independentismo que solo ve sus propios dolores”
“Hemos perdido 10 años, la vía de la independencia nos ha dividido y empobrecido”. Así opina el primer secretario del PSC, Miquel Iceta (Barcelona, 1960), candidato a la presidencia de la Generalitat en las próximas elecciones catalanas. El dirigente socialista compara el despegue económico y la lucha contra el coronavirus de la Comunidad Valenciana con un gobierno independentista “que no ha estado a la altura”. Defensor de una tercera vía y enemigo de los bloques, las encuestas son favorables para Iceta, que en una entrevista con Crónica Global, afirma de forma contundente en no apoyará ni participará en un gobierno secesionista.
Pregunta: Parece que el reloj electoral se ha puesto en marcha. ¿Elecciones el 14 de febrero o espera alguna maniobra de los partidos de gobierno?
Respuesta: Hay demasiada interinidad. Hubiéramos preferido que fuera el propio presidente Quim Torra quien convocara las elecciones, nos hubiera ahorrado dos meses de Gobierno y de presidente en funciones. Pero las cosas no han ido así, no existe una mayoría que quiera provocar una candidatura instrumental que se comprometa a convocar elecciones de forma inmediata. Al final, lo más rápido que podemos tener son unas elecciones el 14 de febrero. Ojalá no se usen otros subterfugios para alargar una situación que me parece insostenible. Fue el 29 de enero cuando Torra dijo que la legislatura estaba agotada. Hemos tenido un año más de legislatura con un Gobierno que no ha estado a la altura.
–Se ha hablado mucho de si usted sería candidato o, a última hora, lo sería Salvador Illa.
–No ha existido esa duda. Salvador está haciendo una labor magnifica como ministro de Sanidad y es difícil de sustituir. Además, quizá desde fuera no se vea, pero para el proyecto del PSC es importantísimo contar con alguien con un peso así en el Gobierno de España. Es imprescindible la figura de Salvador en el Ejecutivo, tanto por razones sanitarias como de tipo político. Porque nuestro proyecto no es solo para Cataluña, sino para el conjunto de España.
–Las encuestas son buenas para el PSC. ¿Efecto arrastre de un Gobierno socialista en España o recuperación del voto robado por otros partidos?
–Hay un crecimiento que se debe al efecto Pedro Sánchez, sin duda. Hay también un crecimiento que se debe a que quien ganó las elecciones en 2017 fue Ciudadanos, que realmente no ha respondido a las expectativas creadas. Y luego una labor de oposición del PSC y la que ejercen nuestros compañeros en los ayuntamientos, que demuestra su saber hacer. Todo suma. Y supongo que el acierto del candidato también (ríe).
–Ciudadanos recabó también voto catalanista. Ahora aparecen nuevos partidos en ese espectro, nuevas siglas… ¿Eso puede hacer mella en el PSC? ¿Es otro rival a tener en cuenta?
–Siempre decimos que necesitamos votos de todas partes y que cuantos más, mejor. No vamos a limitar nuestra ambición y nuestro crecimiento. Hay votos que pueden venir de Ciudadanos, pero las encuestas dicen que parte de los electores de este partido pueden marcharse al PP, a Vox y a la abstención. Por tanto, no es una parte tan importante como se supone. Nosotros fuimos a las elecciones con Units per Avançar y hay sectores del catalanismo moderado que se han visto defraudados por la deriva independentista, que quizá encuentren ese refugio en nosotros. Los socialistas nos dirigimos al conjunto de la sociedad. También a la gente de izquierdas que cada vez quiere poner más distancia del independentismo y que considera que quizá los Comunes se acercan demasiado a los planteamientos que estos hacen.
–¿Con qué discurso?
–Nosotros nos dirigimos a todos los catalanes con un discurso relativamente sencillo: hemos perdido 10 años. La vía de la independencia nos ha dividido y empobrecido, nos ha quitado energías y oportunidades y conviene cambiar, en el sentido de poner las prioridades donde realmente están. En la lucha contra la pandemia, en la reactivación económica, en la reconstrucción social y en el intento de concordia entre todos los catalanes. Es un momento, no de confrontar, sino de dialogar y de acordar. De cooperar dentro de las administraciones y no separarlas. Eso es lo que vamos a proponer, con prioridades muy claras en el terreno de la salud, de la escuela, de la educación, la universidad, la investigación y en el terreno de la reindustrialización. Todo ello vertebrará nuestro diálogo.
–Esa apuesta por el diálogo y la no confrontación es definido por Ciudadanos y PP como un discurso de apaciguamiento respecto al independentismo.
–Es que lo contrario a apaciguamiento debe ser el enconamiento. Hay una frase de Josep Tarradellas que me gusta mucho: “Este país es suficientemente grande para que quepamos todos, pero lo suficientemente pequeño para que no sobre nadie”. Nosotros queremos un país con pluralidad, diferencias y diversidad, pero no queremos decir “tú sobras” o “tú no cabes”. Y lo que tenemos que buscar es la forma de superar las heridas. El independentismo solo ve sus propios dolores, pero no ve el dolor de la otra parte de la sociedad catalana que de pronto vio cómo se rompían los puentes y los pactos que entre todos habíamos establecido. Hay una forma de hacerlo. En primer lugar, respetando la diversidad, la ley y las instituciones. Y en segundo lugar, buscando objetivos compartidos. La independencia no lo es, pero la reactivación económica sí. ¿Por qué no nos dedicamos unos cuantos años a poner la prioridad ahí, donde realmente se unen más voluntades?. Esa es nuestra propuesta.
–¿Esa postura da votos o estamos en un momento en el que la política es cuestión de fe y el elector no tiene en cuenta si un gobierno lo ha hecho mal o si puede hacerlo mejor otro?
–Mi respuesta puede ser un poco decepcionante. Nosotros vamos a proponer lo que creemos más conveniente. Si eso nos da más o menos votos, lo veremos tras las elecciones. Pero no me gustan los políticos que van corriendo detrás de las encuestas. Tenemos un proyecto y plena confianza en él y lo ofrecemos a la sociedad catalana, que es la que en definitiva tiene que decidir. Creo que menos confrontación iría bien. Y más diálogo. Mejor gobierno, mejor economía, mejor servicios públicos es lo que nos conviene. Respeto a quienes piensan de otra manera y quieren intentar otro proceso independentista. O a los que dicen que con el independentismo no hay ninguna posibilidad de diálogo y se encierran en su búnker. Yo creo que hay que ir a buscar a quien piensa de forma distinta y buscar el terreno donde pueda haber acuerdo, que es la recuperación económica y la reconstrucción social.
–¿Qué balance hace del mandato de Quim Torra?
–Cuando se cumplieron dos años del Gobierno de Torra, me quedé en blanco porque un periodista me pidió que citara alguna cosa buena de ese mandato. Me costó encontrarla. Hoy tenemos unos servicios públicos debilitados, no hemos recuperado el gasto público y la inversión de hace 10 años. Tenemos un Gobierno que solo se preocupa por una mitad del país, nosotros queremos un Gobierno que piense en el conjunto, que no discrimine en función de la adhesión al proyecto independentista. Hay mucho terreno que recorrer. Nos ha pasado Madrid y está a punto de pasarnos Valencia. ¿Por qué? Seguramente porque están haciendo mejor las cosas. A veces decíamos que Madrid se aprovecha de la capitalidad del Estado. ¿Y Valencia? ¿Por qué Valencia está creciendo más que nosotros? En la propia gestión de la pandemia debo decir que siento envidia de lo que ha hecho el Gobierno de Ximo Puig en la lucha para que el Covid no produzca desigualdades y en conseguir el mayor dinamismo económico de la Comunidad de Valencia. Yo quiero eso para Cataluña y creo que lo podemos conseguir entre mucha gente. Gente que piensa de forma distinta, pero que entiende que ahora toca eso.
–¿Está de acuerdo con el cierre de bares y restaurantes decretado por la Generalitat?
–Estoy de acuerdo en que si crecen mucho los contagios, hagamos restricciones de los movimientos de la gente en la vida social. Pero hay que ser cuidadoso porque hay sectores a los que podemos estar condenando al hambre. El Gobierno tiene la obligación de compensar a aquellos sectores a los que está exigiendo un gran esfuerzo. En estos momentos, intentamos ser muy muy responsables. Los gobiernos tienen nuestro apoyo en el intento de contener los contagios. Pero somos críticos en algunas cosas. Hay decisiones que se deben acordar y hay que decir la verdad. No puede ser que una semana queramos abrirlo todo y la siguiente cerrarlo. Hay que hacer las cosas de forma más acordada y pactada con los sectores implicados. No hemos hecho el esfuerzo suficiente para reforzar el sistema público de salud. He ido a visitar CAPs que han cerrado. La atención primaria se resiente, las listas de espera se incrementan. El presidente Torra nos ofreció un pacto por la salud, pero el Gobierno no nos convoca para establecerlo. Cataluña es una de las comunidades autónomas que no tiene un pacto por la reactivación. Nosotros nos hemos ofrecido a dialogar y acercar posiciones. pero este Gobierno ni es eficaz, ni transparente ni es capaz de tejer consensos, por tanto es un mal Gobierno y hay que cambiarlo.
–En una entrevista con Crónica Global, el presidente del PPC, Alejandro Fernández, avisó de que la tensión que ha habido en Cataluña se está trasladando a la política nacional. Estamos pasando por la reforma del sistema de elección de los jueces del poder judicial, el debate sobre el futuro de la monarquía… ¿Todo eso es preocupante? ¿Está en peligro el régimen del 78?
–Creo que en la política española falta diálogo. Creo que la política de oposición que hace el PP no es la más adecuada. Uno puede hacer oposición y al mismo tiempo tener un comportamiento institucional. El PP está haciendo una cosa que a mí me parece muy peligrosa: bloquea la renovación de los órganos institucionales, esperando a volver al Gobierno para favorecerse de la correlación de fuerzas. Eso no es cumplir con la Constitución. Espero que el PP cambie esa posición y no haga de las instituciones el rehén del enfrentamiento entre los partidos.
–¿Pero cómo explica esa reforma exprés que impulsa el Gobierno?
–Yo debo decirle que lo que a mi me gustaría es que se renovara el poder judicial con las reglas vigentes, pero lo que no considero aceptable es que un partido bloquee la renovación esperando en un futuro beneficiarse de un cambio o de un resultado más favorable en unas elecciones. El PP, si no recuerdo mal, es la tercera vez que lo hace. Si estoy en el Gobierno, pacto. Si estoy en la oposición, lo bloqueo y me espero. Eso hace un flaco servicio a las instituciones.
–¿Una elección directa de los jueces es impensable?
–La Justicia es un poder independiente y muy importante que recae individualmente en los jueces. Que el órgano de poder de los jueces responda también al sentir general de los ciudadanos que se expresa en las urnas tiene lógica. Debemos disponer de mecanismos que garanticen que quienes se sientan en el poder judicial sean realmente jueces, magistrados y juristas de prestigio. Que lleguen a esa posición por su experiencia, por eso tienen importancia la posición de las asociaciones de jueces. Pero no me gustaría un poder absolutamente desligado de la opinión de los ciudadanos. Es un sector sobre el que recae mucho poder, por eso debe haber mecanismos de equilibrio que merece la pena mantener y han funcionado razonablemente bien. Si el PP renunciara al bloqueo, nos podríamos ahorrar cambiar la ley.
–¿Y sobre el debate de la monarquía?
–Sobre la monarquía es algo distinto, se ha visto afectada por comportamientos inaceptables del Rey emérito. Desde mi punto de vista, necesita alguna reforma que dé garantías de transparencia y de rendición de cuentas. El aforamiento, la inviolabilidad del Rey no puede proteger actos personales que no cumplen con la legalidad o las obligaciones tributarias. Pero esa protección no puede derivar en una especie de patente de corso. Ahora estamos con unas acusaciones contra el Rey emérito que la Justicia todavía no ha formulado. Pero, sin duda, su salida de España ha llevado a que mucha gente se pregunte si ha cometido esos delitos, esos comportamientos inaceptables. Espero que la Justicia sea capaz de esclarecerlo. Y probablemente se deberán reformar esos aforamientos para dejar claro que nadie está por encima de la ley para dar la tranquilidad de que el Rey o la Reina puedan ejercer en el futuro con neutralidad, como símbolo de la unidad del Estado, pero no pueda nunca amparar comportamientos inaceptables.
Iceta: “No vamos a participar ni favorecer un gobierno independentista”
El líder de los socialistas catalanes se desmarca de los modelos extremos para salir del embrollo secesionista y apuesta por “un autogobierno más sólido y una mejor financiación”
Ni romperlo todo ni dejarlo todo como está. Miquel Iceta apuesta por una tercera vía, en la que ve amplio recorrido, para salir del embrollo independentista. En una entrevista con Crónica Global, el líder del PSC afirma que los catalanes “necesitamos ganar alguna batalla. Llevamos diez años de procés sin adquirir nuevas competencias ni capacidades”.
Pregunta: Ha asegurado en varias ocasiones que si JxCat y ERC suman, volverán a gobernar. Y aunque a usted no le gusta hablar de bloques, lo cierto es que no se visualiza como alternativa una apuesta conjunta entre las fuerzas constitucionalistas.
Respuesta: El independentismo ahora está más dividido que nunca. El enfrentamiento de JxCat y ERC es obvio. A pesar de ello, nos dicen que si vuelven a sumar, gobernarán juntos, por lo que nos condena a un gobierno dividido. Luego están surgiendo otras fuerza políticas dentro del independentismo que se presentan como más pragmáticas o más dialogantes, como el PNC de Marta Pascal o incluso de PDECat, que dice que se presentará por separado por no aceptar el planteamiento o la estrategia de Carles Puigdemont. ¿Necesitamos una sociedad dividida en dos mitades enfrentadas? Pensamos que no. Nosotros hacemos énfasis en aquello que nos une. Hay gente en el independentismo que cree que nos tenemos que centrar en la reactivación económica. Pero en eso quiero ser muy claro, los socialistas no vamos a participar ni favorecer un gobierno que tenga como objetivo la independencia o un referéndum sobre la independencia. En esto no vamos cambiar. Estos caminos son perjudiciales para Cataluña. Por tanto, no estaríamos nunca en una operación política que busque un objetivo contrario a lo que planteamos.
P: Si tiene tan claro que ERC volverá a pactar con JxCAT ¿de qué sirve la mesa de diálogo con el Gobierno?
R: Estamos intentando encontrar un acuerdo que pasa por algunas cosas que todavía no ha dicho el independentismo, que es el respeto a la ley. No nos duelen prendas decir que creemos en un autogobierno más sólido, en una mejor financiación.
P: ¿Cuál es su propuesta?
R: Nos gustaría que España se convirtiera en un Estado federal. Hay dos modelos extremos, el que dice que hay que romperlo todo y el que dice que hay que dejarlo todo como está. Entre esos dos polos hay una amplia tercera vía a explorar. Espero que la sociedad catalana se dé cuenta de que necesitamos avanzar, que necesitamos ganar alguna batalla. Llevamos diez años de proceso independentista sin adquirir nuevas competencias ni capacidades.
Catalunya necessita un canvi

Catalunya necessita un canvi
Article de Miquel IcetaLa Vanguardia, 10.10.2020
Catalunya porta una dècada perduda. Gairebé deu anys en què el sobiranisme català ha insistit a dur-nos amb molta pressa i a tota velocitat, en ocasions fins i tot sense frens, cap al precipici. Tot escalfant emocions, contraposant identitats i dividint la societat per meitats, les forces independentistes van optar ja fa anys per l’estratègia de la confrontació i de la gesticulació estèril com la millor manera d’amagar la seva impotència, la seva inoperància i la seva incompetència.
Des del tacticisme de retòrica buida, les forces sobiranistes han perjudicat la nostra economia, la nostra societat, la nostra imatge i les nostres expectatives sense aconseguir cap guany. Cap ni un. Col·leccionant derrotes i acumulant frustracions, el camí cap a la independència no ha servit per altra cosa que per intentar amagar retallades i una mala gestió dels recursos públics amb uns resultats ben pobres: menys drets, menys oportunitats, més desigualtat, més precarietat i una evident pèrdua de pistonada de la nostra economia. En definitiva, som on som perquè l’independentisme ens hi ha portat.
Catalunya es troba avui, malauradament, en un escenari de declivi social i econòmic, amb una evident degradació política i institucional perquè no hem tingut bons governs en els deu darrers anys. I ara, quan la crisi econòmica i social marcarà profundament el període post Covid-19, necessitem un govern que estigui a l’altura, que no amagui el cap sota l’ala ni fugi d’estudi, i que lideri un esforç col·lectiu per afrontar, amb decisió i ambició, el repte immens que tenim per davant. Amb realisme i unitat. Amb optimisme i voluntat compartida d’oferir les millors propostes per a la sortida de la crisi i de treballar plegats, convençuts que fent-ho de la mà de la resta d’Espanya i de la Unió Europea ens en sortirem millor.
Catalunya necessita un canvi, però no qualsevol canvi. Catalunya necessita un canvi que garanteixi que es reactiva l’economia i s’enforteixen els serveis públics. Un canvi que asseguri que es gestionen eficientment els recursos de què disposem. Un canvi que ofereixi seguretat jurídica, estabilitat política i confiança per atraure, retenir i impulsar nous projectes empresarials i d’emprenedoria, així com per reactivar el nostre teixit industrial, maltractat durant massa anys. Un canvi que inverteixi en coneixement i innovació, i que impulsi la transició ecològica i energètica i la digitalització.
Catalunya pot i ha de ser un país millor, però necessita al capdavant un bon govern amb un president que pensi en tots els catalans i les catalanes. Estem en una cruïlla decisiva, i la proposta socialista és clara: reconstrucció social, reactivació econòmica i concòrdia entre els catalans. Aquests són els fonaments que sostenen les polítiques que vol emprendre el PSC des del govern de la Generalitat. I estem convençuts que tothom és imprescindible per a la construcció d’una Catalunya de tots i totes, basada en la realització plena i efectiva dels valors de llibertat, igualtat, fraternitat, justícia social, feminisme, solidaritat, equilibri territorial i ecologia. Són precisament aquests valors els que ens empenyen a lliurar la batalla per una societat i una economia millors, més pròsperes, més justes i sostenibles, per liderar una etapa de progrés i de prosperitat compartida.
Catalunya necessita un canvi, i aquest canvi passa per una nova majoria i per un canvi de govern. Vull encapçalar un govern progressista, i vull fer-ho des del diàleg i pensant en el conjunt de la societat. Els i les socialistes som garantia de solvència i de bon govern, imprescindibles per garantir la reconstrucció social del país, la seva reactivació econòmica i la concòrdia. Catalunya no pot esperar més. Catalunya mereix un govern millor.
Miquel Iceta, primer secretari del Partit dels Socialistes de Catalunya
Catalonia needs a change

CATALONIA NEEDS A CHANGE
MIQUEL ICETA
LA VANGUARDIA, 10/10/2020
Catalonia has been lost for a decade. Almost ten years in which Catalan sovereignty has insisted on taking us in a great hurry and at full speed, sometimes even without brakes, towards the precipice. Warming emotions, contrasting identities and dividing society in half, the pro-independence forces opted years ago for the strategy of confrontation and sterile gestures as the best way to hide their impotence, their ineffectiveness and their incompetence.
From the tacticism of empty rhetoric, sovereign forces have damaged our economy, our society, our image and our expectations without achieving any benefit. Not one. Collecting defeats and accumulating frustrations, the path to independence has served nothing more than to try to hide cuts and mismanagement of public resources with poor poor results: fewer rights, fewer opportunities, more inequality, more precariousness and an evident loss of momentum in the economy. In short, we are where we are because the independence movement has brought us here.
Catalonia is today, unfortunately, in a scenario of social and economic decline, with obvious political and institutional degradation, because we have not had good governments in the last ten years. And now, when the economic and social crisis will profoundly mark the post-Covid-19 period, we need a government that is up to the task, that does not hide its head under the wing or go off on a tangent, and that leads a collective effort to face, with determination and ambition, the immense challenge that lies ahead. With realism and unity. With optimism and a shared will to offer the best proposals for exiting the crisis and to work together, convinced that by doing so hand in hand with the rest of Spain and the EU, we will cope better.
Catalonia needs a change, but not just any change. It needs a change that ensures that the economy is reactivated and public services are strengthened. A change that ensures that the resources we have are efficiently managed. A change that offers legal certainty, political stability and confidence to attract, retain and promote new business and entrepreneurial projects, as well as to reactivate the industrial fabric, mistreated for too many years. A change that invests in knowledge and innovation, and that drives the ecological and energy transition and digitization.
Catalonia can and has to be a better country, but it needs a good government at the head with a president who thinks of all Catalans. We are at a decisive crossroads, and the socialist proposal is clear: social reconstruction, economic reactivation and harmony among Catalans. These are the foundations that support the policies that the PSC wants to undertake from the Government of the Generalitat. And we are convinced that everyone is essential for the construction of a Catalonia of all, based on the full and effective realization of the values of freedom, equality, fraternity, social justice, feminism, solidarity, territorial balance and ecology. It is precisely these values that push us to fight the battle for a better, more prosperous, just and sustainable society and economy, to lead a stage of progress and shared prosperity.
Catalonia needs a change, and this change goes through a new majority and a change of government. I want to head a progressive government, and I want to do it through dialogue and thinking about the whole of society. We socialists are a guarantee of solvency and good governance, essential to guarantee the social reconstruction of the country, its economic reactivation and harmony. Catalonia cannot wait any longer. Catalonia deserves a better government.
Catalunya necesita un cambio

CATALUNYA NECESITA UN CAMBIO
Artículo de Miquel Iceta, La Vanguardia, 10.10.2020
Catalunya lleva una década perdida. Casi diez años en que el soberanismo catalán ha insistido en llevarnos con mucha prisa y a toda velocidad, en ocasiones incluso sin frenos, hacia el precipicio. Calentando emociones, contraponiendo identidades y dividiendo a la sociedad por mitades, las fuerzas independentistas optaron ya hace años por la estrategia de la confrontación y de la gesticulación estéril como la mejor manera de esconder su impotencia, su inoperancia y su incompetencia.
Desde el tacticismo de retórica vacía, las fuerzas soberanistas han perjudicado nuestra economía, nuestra sociedad, nuestra imagen y nuestras expectativas sin lograr ningún beneficio. Ni uno. Coleccionando derrotas y acumulando frustraciones, el camino hacia la independencia no ha servido para nada más que para intentar esconder recortes y una mala gestión de los recursos públicos con unos pobres resultados: menos derechos, menos oportunidades, más desigualdad, más precariedad y una evidente pérdida de impulso de la economía. En definitiva, estamos donde estamos porque el independentismo nos ha llevado hasta aquí.
Catalunya se encuentra hoy, desgraciadamente, en un escenario de declive social y económico, con una evidente degradación política e institucional, porque no hemos tenido buenos gobiernos en los diez últimos años. Y ahora, cuando la crisis económica y social marcará profundamente el periodo post-Covid-19, necesitamos un gobierno que esté a la altura, que no esconda la cabeza bajo el ala ni se salga por la tangente, y que lidere un esfuerzo colectivo para afrontar, con decisión y ambición, el reto inmenso que tenemos por delante. Con realismo y unidad. Con optimismo y voluntad compartida de ofrecer las mejores propuestas para la salida de la crisis y de trabajar juntos, convencidos de que haciéndolo de la mano del resto de España y de la UE saldremos mejor adelante.
Catalunya necesita un cambio, pero no cualquier cambio. Necesita un cambio que garantice que se reactiva la economía y se fortalecen los servicios públicos. Un cambio que asegure que se gestionan eficientemente los recursos de que disponemos. Un cambio que ofrezca seguridad jurídica, estabilidad política y confianza para atraer, retener e impulsar nuevos proyectos empresariales y de emprendeduría, así como para reactivar el tejido industrial, maltratado durante demasiados años. Un cambio que invierta en conocimiento e innovación, y que impulse la transición ecológica y energética y la digitalización.
Catalunya puede y tiene que ser un país mejor, pero necesita al frente un buen gobierno con un presidente que piense en todos los catalanes y las catalanas. Estamos en una encrucijada decisiva, y la propuesta socialista es clara: reconstrucción social, reactivación económica y concordia entre los catalanes. Estos son los fundamentos que sostienen las políticas que quiere emprender el PSC desde el gobierno de la Generalitat. Y estamos convencidos de que todo el mundo es imprescindible para la construcción de una Catalunya de todos y todas, basada en la realización plena y efectiva de los valores de libertad, igualdad, fraternidad, justicia social, feminismo, solidaridad, equilibrio territorial y ecología. Son precisamente estos valores los que nos empujan a librar la batalla por una sociedad y una economía mejores, más prósperas, más justas y sostenibles, para liderar una etapa de progreso y de prosperidad compartida.
Catalunya necesita un cambio, y este cambio pasa por una nueva mayoría y por un cambio de gobierno. Quiero encabezar un gobierno progresista, y quiero hacerlo desde el diálogo y pensando en el conjunto de la sociedad. Los y las socialistas somos garantía de solvencia y de buen gobierno, imprescindibles para garantizar la reconstrucción social del país, su reactivación económica y la concordia. Catalunya no puede esperar más. Catalunya merece un gobierno mejor.
La sentència no és el final
LA SENTÈNCIA NO ÉS EL FINAL
article publicat a El Periódico de Catalunya, 19.10.2019
La Sentència de la Sala 2a del Tribunal Suprem acordada per unanimitat i que condemna els líders del procés independentista pesarà com una llosa sobre la política catalana durant molt de temps. L’impacte emocional que senten molts catalans, no tots independentistes, i la controvèrsia suscitada per la decisió del Tribunal em mouen a compartir algunes reflexions.
1. Espanya és una democràcia. Encara que hi hagi qui ho discuteixi, Espanya és una de les 20 democràcies plenes segons els índexs internacionals més acreditats. Aquesta és també la convicció dels Estats membres de la Unió Europea i de l’ONU. Espanya és un Estat de dret, en el qual regeix la separació de poders segons la qual el poder legislatiu fa les lleis i el poder judicial sanciona els que no les compleixen. La sentència és la culminació d’un judici que es va produir, precisament, perquè alguns van decidir saltar-se la llei. Evidentment si la política hagués encarrilat el que era i és un problema fonamentalment polític , aquesta qüestió no hagués arribat als tribunals.
2. Les sentències han de ser acatades per discutibles que puguin ser. I aquesta sentència, a més, es pot recórrer davant el Tribunal Constitucional i el Tribunal Europeu dels Drets Humans. La nostra Constitució empara el dret a la lliure expressió, reunió i manifestació, entre d’altres. Aquests drets s’han d’exercir pacíficament i des del respecte als drets dels altres. I l Estat de dret s’esfondraria si qui no compartís el contingut d’una llei o d’una sentència no estigués obligat a complir-la. Les institucions polítiques tenen un especial deure de respecte a les decisions judicials precisament en atenció a la separació de poders que afortunadament regeix a Espanya .
3. Molts vàrem advertim que la via unilateral i il·legal presa pels independentistes no només estava condemnada al fracàs sinó que comportaria greus conseqüències. Malauradament no es van atendre les nostres advertències. Si el fracàs de la política i la decisió d’alguns d’infringir la legalitat ens ha portat a un judici i a una sentència, ara hauríem d’intentar que aquesta sentència no ens impedeixi retornar a la política, a un procés democràtic de diàleg, negociació i pacte que pugui abordar els problemes de fons. Començant per un diàleg entre catalans. No em canso de recordar que per promoure una reforma estatutària cal construir un consens que reuneixi com a mínim a 2/3 dels membres del Parlament, i avui no hi ha un acord que reuneixi aquesta majoria.
4. El diàleg té un requisit previ: la plena acceptació de les regles de joc. Sense una acceptació plena de la legalitat vigent, que incorpora els mecanismes per a la seva modificació a través de les majories corresponents, el diàleg és impossible. Si persisteix l’obstinació en la recerca de falses dreceres, de vies unilaterals i il·legals per part de l’independentisme, el diàleg esdevé impossible. Qui o quins seran els dirigents independentistes capaços de dir-los-hi la veritat als seus seguidors sobre tot el que ha succeït fins avui, capaços de reconèixer que la via unilateral ha fracassat per sempre i que només des del diàleg podrem aconseguir un acord? Un acord primer, entre els catalans, i un acord després amb el conjunt dels espanyols. Un acord que pugui finalment ser sotmès a referèndum.
5. Per arribar a l’acord caldrà temps però hauríem, precisament per això, de començar com més aviat millor. Hem de crear les condicions de confiança sobre les quals construir el pacte necessari. I començar per manifestar el respecte per totes les posicions. Per a alguns el diàleg sembla limitar-se a que els altres acceptem el 100% de les seves condicions. I si no ho fem, dir-nos que no som demòcrates. No és així com arribarem enlloc. Nosaltres no volem un referèndum per certificar una divisió. Ho volem per certificar un acord. Un acord que no pot ser el manteniment de l’statu quo, ni tampoc la ruptura amb la resta d’Espanya. Un acord que implicarà un autogovern més sòlid, un millor finançament i una participació directa en la presa de decisions per part de l’Estat. Un Estat que reconeixerà la personalitat nacional de Catalunya i el caràcter pluricultural i plurilingüe d’Espanya. Si algú necessita referències, pot trobar-les a la Declaració de Granada subscrita pel PSOE el 2013. http://www.declaraciondegranada.es/
Sobre homofobia, orgullo y dignidad
“Nos indigna cuando alguien pretende curarnos”
Carta cruzada con José Ignacio González Faus, publicada por la revista El Ciervo en su número 771, septiembre-octubre de 2018
Querido José Ignacio, acepto gustoso responder a tus preguntas siendo consciente de que no puedo ni quiero asumir la representación de todo un colectivo ni tampoco ostento la categoría de experto en la materia. De hecho, los homosexuales somos diversos en cuanto a nuestros planteamientos y nuestra particular manera de vivir la sexualidad. No existen una ortodoxia o una dogmática homosexuales ni tampoco iglesia homosexual que pretenda establecer una común doctrina de obligada aceptación o cumplimiento.
Por desgracia son muchas las religiones que, al condenar la homosexualidad, han causado daños irreparables a muchos homosexuales. Sin ir más lejos, pienso en mi propia experiencia adolescente en la que la realidad de mi deseo se hallaba en contradicción directa con las creencias transmitidas por mis padres y la escuela. Podrás sin duda decirme que también la Iglesia católica acoge, mal que bien, diversas opiniones al respecto de la homosexualidad, y tienes razón, me refiero a la doctrina oficial de la Iglesia católica que durante siglos ha condenado la homosexualidad y que hoy, sin abandonar el antiguo prejuicio, parece abrirse a nuevos enfoques. Ello explica sin duda el por qué cuando desde la Iglesia surgen voces comprensivas, a muchos se nos antojen insuficientes. Y nos indigna cuando alguien pretende “curarnos”. No somos enfermos, en todo caso somos víctimas de instituciones y sociedades enfermas. La Iglesia al imponer sus creencias a sus miembros y, más aún, a sus ministros, les ha causado infinito daño y, quizá, pretendiendo encubrir o negar la sexualidad de muchos de sus sacerdotes, ha causado daños a otros, niños y adolescentes víctimas de abusos silenciados. Tampoco desconozco que la intolerancia de otras religiones con respecto a la homosexualidad nos retrotrae a la Edad Media, en que también la Iglesia Católica prescribía la tortura y muerte de los sodomitas.
Aunque entiendo tu disquisición según la cual lo mejor es enemigo de lo bueno, estoy seguro de que coincidirás conmigo en el carácter irrenunciable de la igual dignidad de las personas y la radical igualdad que debe presidir las relaciones sociales entre ellas. De todo ello se desprende la reivindicación de las personas homosexuales con respecto a su libre sexualidad que solo debe limitarse en cuanto pueda afectar la libertad de otro. Por ello, se me hace difícil renunciar a ese “máximo”, que para mí es un “mínimo”, reconociendo en cualquier caso que el avance producido en algunas sociedades como la nuestra nos permite ser optimistas y redoblar nuestros esfuerzos solidarios con las personas homosexuales que viven en otros entornos.
Coincido radicalmente contigo en que las reivindicaciones de libertad e igualdad no deben circunscribirse a aspectos concretos como es la sexualidad, sino que por su carácter universal deben proyectarse sobre todas las circunstancias de la vida y nos deben situar sin duda alguna al lado de los oprimidos, de los que sufren persecución, pobreza, desarraigo, desigualdad o cualquier circunstancia que limite sus oportunidades en la vida. Personalmente, he encontrado en el socialismo un proyecto político emancipador que integra en una acción global liberadora reivindicaciones concretas de carácter sectorial. Coincido con Norberto Bobbio, que señaló certeramente que la igualdad es la estrella polar de la izquierda.
Finalmente, y entendiendo el impacto chocante de determinadas formas de reivindicación, me atrevo a defender todas y cada una de ellas. Aunque sean los disfraces más extremos y las imágenes más chocantes las que monopolizan los reportajes sobre el orgullo gay, que nadie se engañe: hay tantas maneras de vivir la homosexualidad como homosexuales existen. Por extremas que nos parezcan algunas expresiones, todas son formas de reivindicar una naturaleza y unos derechos que nos han sido negados durante siglos.
Una propuesta federal para España, The New York Times en español, 18.10.17
BARCELONA – La relación entre Cataluña y el resto de España ha abierto una gravísima crisis institucional y está causando una importante fractura social que hay que cerrar cuanto antes. Los gobiernos de Cataluña y España han sido incapaces de dialogar hasta el momento y el independentismo catalán ha decidido saltarse la legalidad cayendo en la trampa del todo o nada.
Los días 6 y 7 de septiembre en el Parlamento de Cataluña la mayoría independentista cometió el peor de los errores: vulneró el reglamento del Parlamento, atropelló los derechos de la oposición, liquidó el Estatuto de Autonomía de Cataluña y quebrantó la Constitución.
La mayoría independentista convocó y celebró un referéndum ilegal el pasado 1 de octubre. El gobierno de España tampoco estuvo a la altura: incapaz de entablar una negociación, derivó la cuestión al poder judicial, propiciando la vergüenza de las imágenes de cargas policiales desmesuradas el 1 de octubre, una jornada sin validez jurídica alguna.
Incluso dando por buenas las cifras proporcionadas por el gobierno de Cataluña, solo el 38,47 por ciento de los ciudadanos avalaron su propuesta independentista. Es inaceptable que una minoría pretenda imponer su opinión sobre la mayoría.
Frente a dos gobiernos incapaces de dialogar, los socialistas insistimos una vez más que un conflicto político debe encontrar una solución política a través de un proceso de diálogo, negociación y pacto que solo es posible si se produce en el marco del respeto del Estado de derecho, vulnerado por los independentistas.
Los socialistas no nos resignamos a elegir entre el inmovilismo de unos y el secesionismo de otros. Lamentablemente, hemos comprobado estos últimos días cómo la independencia divide a los catalanes, nos aleja de la Unión Europea y ahuyenta a los bancos y las grandes empresas.
Nosotros no queremos que un 51 por ciento se imponga sobre un 49 por ciento en esta cuestión. Queremos buscar un acuerdo que pueda concitar el apoyo de una mayoría mucho más amplia. La mayoría que quiere más autonomía, una mejor financiación, la transformación de España en un Estado federal que reconozca su carácter plurinacional, pluricultural y plurilingüe, y que este nuevo acuerdo pueda ser refrendado democráticamente por la ciudadanía.
Este nuevo acuerdo, que debería culminar en una reforma constitucional federal, debería contener los siguientes objetivos:
• El reconocimiento de la singularidad de Cataluña, que es una nación en el marco de una España que es nación de naciones y cuya soberanía corresponde al conjunto del pueblo español.
• La garantía de un autogobierno fuerte, con competencias exclusivas en materia de lengua, educación y cultura, y la garantía de que el Estado defenderá y fomentará todas las lenguas de España.
• Una financiación suficiente, solidaria y equitativa, que respete el principio de ordinalidad (para que los que más aportan no terminen recibiendo menos recursos per cápita para la prestación de servicios públicos) y una hacienda federal a través del consorcio entre la agencia tributaria de Cataluña y la agencia estatal de administración tributaria.
Mientras se abre la posibilidad de dialogar en el Congreso de los Diputados sobre la reforma del Estado y mientras el líder de la oposición socialista Pedro Sánchez ha convencido al presidente de gobierno de España, Mariano Rajoy, de la necesidad de la reforma constitucional, la mayoría independentista está amagando, en un monumental disparate, con declarar unilateralmente la independencia. Es una decisión temeraria que puede comportar la suspensión de la autonomía y dificultaría aún más la búsqueda de una solución acordada.
Probablemente la mejor forma de salir del actual atolladero sea la convocatoria de unas elecciones al Parlamento catalán.
La mayoría no quiere que sigamos perdiendo el tiempo en querellas inútiles, la mayoría quiere que vayamos al grano, negociando duro y evitando conflictos y rupturas. La mayoría quiere una Cataluña próspera, respetada, querida y admirada. Una Cataluña líder en España y en Europa.
Esta es mi propuesta, junto con un ambicioso programa de relanzamiento económico e industrial, de políticas sociales, de reducción de las desigualdades, de eficacia de la administración y de mejora de la calidad democrática de nuestras instituciones. Un programa que sitúa en primer lugar los problemas de la gente y que piensa siempre en los ayuntamientos como coprotagonistas en el desarrollo de las políticas públicas.
Quiero que vuelva la cordura, la eficacia y los resultados. Quiero que vuelva un catalanismo orgulloso y pragmático. Quiero recuperar el deseo de amplios consensos, el trabajo transversal, la renuncia a la imposición de ideas de una parte sobre otra. Quiero trabajo conjunto, acuerdos estratégicos en los temas de país. Hay que aprovechar mejor nuestras energías y aplicarlas a objetivos de progreso económico y social.
Esta es la propuesta que haré cuando lleguen las elecciones. Lo haré en nombre de los socialistas de Cataluña y lo haré también intentando representar a todos aquellos y aquellas, cada vez más, que quieren diálogo, negociación y pacto para una Cataluña mejor en una España diferente.
Miquel Iceta es primer secretario del Partido de los Socialistas de Cataluña.
A Roadmap for Catalonia, The New York Times, 18.10.17
BARCELONA, Spain — The relationship between Catalonia and the rest of Spain has become a serious institutional crisis and it must be resolved as soon as possible. As of now, the situation is dangerously ambiguous, with both Carles Puigdemont, the regional president of Catalonia, and Prime Minister Mariano Rajoy seemingly refusing to back down. Mr. Puigdemont announced last week that he seeks dialogue — but that seems difficult in the current state.
There is much blame to go around. Some of it belongs to the pro-independence faction in Catalonia’s regional parliament, which chose to disregard the law and schedule an independence referendum for Oct. 1. But the central government in Madrid deserves much of the blame for the crisis, too. Incapable of negotiating with Catalans, it delegated the matter to the judicial branch, which issued an order forbidding the referendum, an order that ultimately led to the police’s use of excessive force against voters.
In addition to its illegality and the violence, there is another problem with the Oct. 1 referendum: its low turnout. Even according to the statistics reported by the Catalan government, only just over 40 percent of eligible voters took part in the vote. A minority cannot be allowed to impose its opinion upon the rest of Catalonia.
This state of affairs is not sustainable. In recent days, the matter of independence has divided Catalans, distanced us from the European Union and frightened away banks and businesses. A resolution is necessary.
The Socialist Party of Catalonia, which I lead, has a plan to move forward. We refuse to choose between paralysis and secessionism. We do not want to see a minority — or even a slim majority — of Catalans impose their views on the rest of the population on this issue.
Instead, we want an agreement that can mobilize the support of a much broader majority: the majority that wants more autonomy, improved finances and the transformation of Spain into a federal state that acknowledges its multinational, multicultural and multilingual nature. And we want this new agreement to be subjected to the democratic process of a majority vote.
This new agreement, which should culminate in federal constitutional reform, must address several objectives.
First, that Catalonia is a nation that exists within Spain must be recognized. Spain is a nation of nations whose sovereignty is determined by all the communities in the Spanish nation. Our Constitution should reflect that.
Second, the Catalan government should have exclusive jurisdiction over issues like language, education and culture. The Spanish state should guarantee that it will defend and encourage the use of all of Spain’s languages.
Finally, Spain should have an equitable and socially responsible funding system in which those regions that contribute more do not receive less money per capita for public services. The federal financing system should function as an alliance between the Catalonia tax office and the federal tax administration.
Though the situation remains tense, dialogue is not impossible. Mr. Rajoy has agreed that constitutional reform is necessary. But the independence movement in Catalonia is still acting irresponsibly by threatening a unilateral declaration of independence, something that could lead Madrid to suspend the Catalan government’s autonomous status.
That is why in addition to these constitutional principles, there is a more immediate action to be taken: new elections for the Catalan Parliament. The separatist movement in Catalonia has proved that it is reckless; the majority of people here don’t want to waste time in pointless disputes. A new Parliament will be much better equipped to negotiate with Madrid and move the situation forward.
This is the proposal I present, along with an ambitious program aimed at reigniting the economic and industrial sectors, reducing inequality, improving administrative efficiency and making Catalonia’s institutions more democratic. In my program, citizens and their concerns always come first, and public policies are always conceived as joint efforts with municipalities.
I want to see a return to efficiency — and to sanity. I want our proud, pragmatic Catalan spirit back. I want us to get back our desire for broad consensus and to reject strategies that seek to impose one group’s ideas over another’s. I want collaboration and strategic agreements on nationwide issues. We must take better advantage of our energies and channel them toward our objectives of economic and social progress.
Miquel Iceta (@miqueliceta) is the first secretary of the Socialist Party of Catalonia. This essay was translated by Kristina Cordero from the Spanish.
Alerta, homofòbia!
Alerta, homofòbia!
MIQUEL ICETA
EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, 15.02.17
Surten gais per la televisió, guanyen premis, n’hi ha que són diputats com jo i, fins i tot, un conseller. Els nostres drets estan garantits legalment, ens podem casar i a Catalunya tenim una llei contra l’homofòbia. Però això no és tot. Continuen els insults, les agressions, el bullying escolar i a les xarxes socials i els suïcidis de joves que ja no poden aguantar més. Massa gent encara, víctimes, amics i famílies, pateixen, sovint en silenci, el dolor infligit per altres que se senten impunes.
No ens podem quedar amb els braços plegats. Hem de recolzar les víctimes i les organitzacions que vetllen pels drets de totes les persones. Però des de les institucions hem de fer més, hem de vetllar perquè les lleis no es quedin en paper mullat. ¿De què serveix una llei si no s’imposen sancions als que la vulneren?
Vaig ser ponent de la llei 11/2014, del 10 d’octubre, per garantir els drets de lesbianes, gais, bisexuals, transgèneres i intersexuals i per erradicar l’homofòbia, la bifòbia i la transfòbia. I estic alarmat per la lentitud en la seva aplicació. Em va alertar Eugeni Rodríguez, portaveu de l’Observatori contra l’Homofòbia, i la compareixença al Parlament de Joaquim Roqueta, president de Gais Positius i de la Plataforma LGTBIcat, i membre del Consell Assessor de l’Observatori Contra l’homofòbia. És necessari que tots junts encenguem les alarmes.
Encara no s’ha constituït el Consell Nacional LGTBI tal com articula la llei. Encara no s’ha aprovat el decret que regularà el procediment sancionador. Encara no s’ha aprovat el protocol que faci real el deure d’intervenció de l’Administració. Encara no s’ha creat l’òrgan coordinador de polítiques LGTBI, i a la Comissió Interdepartamental existent no participa el LGTBI que, afortunadament, sí que ho fa a la Comissió Interdepartamental de la sida. Ni s’ha aprovat el protocol per tractar les víctimes d’agressions per orientació sexual, identitat de gènere o expressió de gènere. No existeix el protocol per prevenir i abordar el bullying homofòbic.
¡Massa deures pendents per abaixar la guàrdia! Govern de Catalunya, posa’t les piles! ¡L’homofòbia encara no ha sigut erradicada!
Razones del PSC para el ‘no’
RAZONES DEL PSC PARA EL ‘NO’
20 minutos, 25.10.16
El pasado Comité Federal del PSOE, defendí la posición de los socialistas catalanes de votar no a la investidura de Mariano Rajoy. Es la misma posición que hoy martes defenderé ante el Consell Nacional del PSC y la que, de salir adelante, mantendrán nuestros diputados y diputadas en las dos votaciones previstas en la sesión de investidura.
Creo que el cambio de posición del PSOE respecto a lo decidido en el Comité Federal del 28 de diciembre de 2015 es un error, y así lo expliqué delante de mis compañeros socialistas, desde la libertad, el respeto y la fraternidad.
La libertad, para decir lo que pensamos. El respeto, para escuchar a todos, coincidan o no con nuestras opiniones. Y la fraternidad de querer seguir compartiendo un proyecto federal, siendo capaces de gestionar la discrepancia.
Las razones del no a Rajoy son sobradamente conocidas. No compartimos su proyecto. Desconfiamos de su capacidad y de su voluntad de luchar contra la corrupción. Y creemos que nuestra posición política quedaría gravemente hipotecada por nuestra abstención, máxime sin haber intentado de verdad un gobierno distinto.
Son razones, son argumentos. No cuestiones de principio, ni de una cruzada del bien contra el mal. No son una verdad dogmática enfrentada a otra. Son nuestros argumentos. Y también el temor de alejarnos de tantos militantes y de tantos electores. Temor acrecentado por haber tomado una decisión sin escuchar a la militancia, como sí hicimos con motivo del pacto con Ciudadanos. Sí, nos da más miedo ese abismo con militantes y electores que la convocatoria de unas terceras elecciones. Y en el caso del PSC, la situación aún es más justificada.
n las primarias recientemente celebradas, he hablado con muchísimos militantes, y estoy convencido de que nuestra posición es ampliamente compartida entre los socialistas y las socialistas de Cataluña, así como por muchos de nuestros votantes y amplios sectores de la ciudadanía catalana.
Por eso, la cuestión es si el socialismo español es capaz de reconocer que hay un elemento diferencial crucial en este tema cuando se aborda desde Cataluña.
El independentismo tiene hoy el apoyo de casi el 48% de los catalanes. Y nosotros hacemos en gran medida responsable de esta situación a un gobierno del PP incapaz de abrir una perspectiva de diálogo. En Cataluña hoy somos pocos quienes propugnamos la vía del diálogo, la negociación y el pacto, desde un total respeto a la legalidad. Estamos convencidos de que es la única solución, la que acabará por imponerse. Pero hoy estamos muy solos en su defensa. Y en este momento, cuando empieza el curso en el que el choque de trenes parece inevitable, no podemos aparecer ni siquiera absteniéndonos en la investidura de uno de los máximos responsables de la ausencia de diálogo. Si lo hiciésemos, dejaríamos de ser útiles para tender puentes, para encontrar una solución a un problema muy serio.
El futuro depende, precisamente, de nuestra capacidad de aceptar las diferencias y gestionar las discrepancias, desde la voluntad de seguir caminando junto a todos los socialistas para construir un proyecto federal para España.
You must be logged in to post a comment.